A veces es tan bueno tener ese sentido de tristeza que te hace sentir humano. Tal vez debería soltar un poco el hierro de mi escudo, debería bajarlo un poco, dejar que salga el alma que se guarda las cosas.
A veces quisiera saber qué hubiera sucedido si no estuviera aquí, o allá, o donde quiera que esté.
Hace años que me perdí y no me he encontrado en tanto odio y llanto.
Sólo sé que no soy yo, estoy pasándola amarrado a un yo que no soy yo. De vez en vez, tal vez. De vez en cuando, cuando no me ven. De vez en vez una canción me libera, me hace sentir que ese es mi momento y de nadie más. Qué no vivo otra vida, que soy solo yo siendo libre. Y esos dos minutos valen para mí lo que una eternidad valdría para el viejo, lo que un suspiro valdría para quien se va, y tal vez el dolor del pecho no se mida con exámenes de sangre ni sensores en el pecho, ni siquiera se mide con una escala del dolor, tal vez éste dolor en el pecho soy yo, queriendo ser libre al fin.